27.9.09

La Vita è Bella - Barcarolle

Sí, sí, ya lo sé. Pero está canción ha estado en mi mente lás últimas 72 horas. Es, simplemente, hermosa. Entre ayer y hoy la he escuchado una docena de veces-o más-. Ni modo asì soy de raro. Jejeje ^_^

PS.- No sé gran cosa de música clásica ni de ópera- má allá de que me encnatan- pero está es la versión que más me ha gustado. La letra:

Le temps fuit
et sans retour emporte nos tendresses!
Loin de cet heureux séjour,
le temps fuit sans retour.
Zéphyrs embrasés,
versez-nous vos caresses;
zéphyrs embrasés,
versez-nous vos baisers, Ah!
Belle nuit, ô nuit d'amour,
souris à nos ivresses,
nuit plus douce que le jour,
ô belle nuit d'amour!

¡El tiempo huye sin cesar
y se lleva nuestras ternuras!
Lejos de esta feliz morada,
el tiempo huye sin cesar.
Céfiros ardientes,
dadnos vuestras caricias.
Céfiros ardientes,
dadnos vuestros besos. ¡Ah!
¡Bella noche, oh, noche de amor!
Sonríe a nuestra embriaguez,
noche más dulce que el día.
¡Oh, bella noche de amor!


Fuente(s):
http://www.geocities.com/Vienna/Choir/7652/hoffmann/hoffmann.htm

Jason Mraz Feat. Ximena Sariñana "Suerte" Video Oficial HQ


Yo no sé, pero ultimamente la cursilería me ha invadido. Aquí, una muestra- en ingleñol o Espanlish) de ello.

(Feat. Jason Mraz)

Do you hear me
I´m talking to you
Across the water across the deep blue ocean
Under the open sky oh my baby I´m trying

Se que te quiero cuando te vas
supe desde tiempo atrás.
Es que mi corazón no sabe querer
hasta volverte a ver.

Suerte que despierto junto a ti
suerte que sentí lo que sentí
suerte que regresas para mi

Nadie tiene la razón de que exista el amor
sólo hay un tú y yo
las promesas de los dos
me esperas aquí estare.
lo se

Suerte que despierto junto a ti
suerte que sentí lo que sentí
suerte que regresas para mi

Suerte que hay más por conocer
Suerte que contigo crecere
suerte que te tengo al volver

And so I´m sailing through the sea
To an island where we´ll meet
You´ll hear the music fill the air
I´ll put a flower in your hair

Todo tiene final feliz
desde que te conocí
no hay más que las ganas de estar
y volver a empezar.

Suerte que despierto junto a ti
suerte que sentí lo que sentí
suerte que regresas para mi

Suerte que hay más por conocer
Suerte que contigo crecere
suerte que te tengo al volver

Cómo decir

Es un viernes. Después de una semana más bien extraña. Pero buena. Un viernes impredecible. Los viernes que son míos siempre son impredecible. Impredecible es un modo de decir que no puedo quedarme estático. Que de alguna manera sufro de una especie de hiperactividad que suelo disfrazar muy bien. Como un pétit mal. Como un performance.

El caso es que mientras comemos o cenamos( últimamente mis horarios son bastante drásticos), hay en- ese bendito canal- TV UNAM, un documental sobre Federico Fellini.

¿ Cómo decir que Fellini es un resplandor en mi memoria, que me remite a una sala enorme y semi-vacía, donde veíamos una película cuya banda sonora es algo hermoso en los oídos? En un verano.Una isla.


¿ Cómo decir que la memoria no recuerda otra cosa más que las palabras estamos juntos? Se escribe así, en modo de pregunta.

El caso es que hay una entrevista a Fellini. No vemos la entrevista completa. A intervalos. Como en flasback. A pausas, como los sorbos que damos al chocolate. Como nuestras miradas, sorbos.

Fellini, en uno de los flashbacks: hay luz y oscuridad en mí.

Y yo no pienso en otra cosa más que en la verdad de tales palabras. En la belleza de tales palabras. En la oscuridad de tales palabras. En la luz de tales palabras.

En la oscuridad.

En la luz.

1.9.09

the true really overcast sky




La idea es escribir todo. Pero el tiempo tiene otra velocidad. El mundo. El momento. Todo lo que està alrededor. ¿ Quién está detrás del pronombre Yo? ¿Quién escribe? Todo cambia: el paisaje, la rutina, las personas alrededor. Todo es nuevo. Tengo otra voz. Todo es diferente. Tanto. Tantas cosas. He vuelto. Y en rojo. Pronto lo que siempre ha estado: la escritura. Esto vuelve a comezar.

15.6.09

la región menos transparente

Hubo un tiempo en que ser escritor era buena cosa. Uno escribía unas líneas y el mundo te respetaba. El mundo, esa cosa: niños, mujeres, tu familia. No importaba que fueras extraño: también los otros lo eran. Tampoco importaba tu pobreza: había algo heroico, romántico, en ella. Eras un escritor, y eso bastaba. Un bohemio. Un artista absorto en el misterio. Eso, todo eso, se extinguió hace tiempo. Ahora impera el mercado, y tú que escribes nada vales. Vales menos que aquel empresario, que aquella casa, que esta computadora. No eres necesario y ya tampoco te rodea ningún misterio. Si deseas sobrevivir, pacta con el estado de las cosas. Que las editoriales trasnacionales manejen tu carrera. Que tus libros compitan contra otros productos en el supermercado. Que tu literatura no confronte a los dos o tres lectores que sobreviven. Sobre todo: no seas pobre. Ya no hay nada romántico en la miseria. Ríndete al mercado. El mercado te quiere. Te quiere tanto que ha creado para ti un consuelo: los concursos literarios.


Los concursos literarios. Pocas cosas han crecido tanto en los últimos años. No pasa un día sin que un escritor gane un diploma y veinte pesos en su provincia. No pasa un día, tampoco, sin que algún lector descubra la futilidad de estos premios. Los concursos literarios no son nuevos: existen desde que el Estado decidió patrocinar las artes. Tampoco son nocivos: han servido, históricamente, para descubrir y sostener nuevos talentos. Lo nuevo y nocivo es su impacto desmesurado: todo mundo habla de ellos, todo mundo escribe para colgar un diploma en su estudio. ¿Por qué? Porque el dinero que se ofrece es demasiado. Porque no son ya los Estados sino las grandes editoriales quienes organizan los concursos más tentadores. Ésa es la novedad: las justas literarias patrocinadas por los emporios editoriales. Premio Planeta de Novela: 601 mil euros. Premio Primavera: 200 mil euros. Premio Alfaguara: 175 mil dólares. Ellos ponen el dinero, nombran el jurado, editan tu libro. Tú sólo escribes. Escribes y te resignas: nunca, nunca ganarás.

Estamos ya tan acostumbrados a estos concursos que apenas si notamos su absurdo. En principio: son demasiados. Hay más justas literarias que obras laudables. Después: no hay manera de garantizar la imparcialidad de estos certámenes. La justicia es imposible logísticamente: llegan más manuscritos al jurado que los que éste puede leer. Peor: el jurado no tiene tiempo para leer. Normalmente está compuesto por personalidades reconocidas y ninguna personalidad gasta su fama leyendo los 237 manuscritos que responden a una convocatoria. ¿Qué se hace? Lo más conveniente para las editoriales: un pre jurado, a su servicio, expurga las obras y selecciona las cinco o diez “mejores”. Eso lee el jurado: lo que la editorial quiere que lea. Es fácil influir en el fallo: se acompaña el manuscrito “favorito” de la editorial con otros cuatro o cinco muy mediocres. El jurado decide: esta obra merece el premio, las otras cuatro o cinco son muy mediocres. Todo mundo cobra su cheque, y a otra cosa. La otra cosa: la presión de los agentes, las negociaciones bajo la mesa, las imbatibles sospechas. De pronto, un resquicio: algo falla y todo mundo descubre la sordidez al interior de los concursos. Se corrobora lo que ya se sabía: la vida literaria es tan vulgar como toda otra vida.


Un caso. Es 1997 y Ricardo Piglia gana, con Plata quemada, el Premio Planeta Argentina de Novela. Piglia no es un escritor cualquiera: es uno grande, uno de los mejores. Fotos, brindis, aplausos. Alguien no aplaude: Gustavo Nielsen, autor menor, finalista en el concurso, que acusa de fraude a la editorial y al ganador. Hay un juicio y el juicio dura ocho años. Nielsen argumenta: la editorial y Piglia firmaron un contrato previo, la novela ya había sido contratada antes de ser premiada. Además: el presidente del jurado era, curiosamente, el agente literario del mismo Piglia. Sólo una integrante del jurado es llamada a declarar. Declara no haber leído la novela finalista de Nielsen: la editorial nunca se la hizo llegar. La corte argentina dictamina: el ganador y la editorial cometieron fraude, el demandante debe ser indemnizado. Pierde Piglia. Pierde la literatura. ¿Quién gana?


Ganan las editoriales. Ganan siempre las editoriales. Los concursos literarios patrocinados por las editoriales son negocios de las editoriales. Así de sencillo. Los escritores se llevan una tajada pero son las grandes empresas las que lucran masivamente. Es un negocio bien pensado. Al principio se desembolsa una importante suma de dinero y ya después se descubre que ese desembolso es ficticio. No se obsequia el dinero a los autores: se les entrega como anticipo de sus regalías. Es decir: se les dan cien pesos sólo porque se sabe que su novela venderá otros mil. No se corre ningún riesgo. La publicidad es tan desmesurada como el tiraje de la obra ganadora. El autor anda aquí y allá (obligado por un contrato) en entrevistas, presentaciones, anuncios. Los agentes pactan traducciones, ediciones de bolsillo, adaptaciones cinematográficas. Mejor todavía: para no arriesgar un comino se premia, normalmente, a un autor ya reconocido. No se apuesta, como en concursos más modestos, por los jóvenes. Tampoco por una literatura ardua, arrojada, ajena a las modas narrativas. Hay que vender masivamente y la buena literatura rara vez vende. Es un negocio, sólo eso. Uno redondo. Tan ajeno a la literatura como mi abuela.


La literatura descansa donde siempre: en la escritura rigurosa. A veces coincide con el mercado y otras muchas no lo hace. De pronto aparece en los concursos literarios, aunque casi nunca en los patrocinados por las grandes editoriales. Los jurados de esos certámenes están ya resignados a la medianía: premian lo menos malo. Eso dijo Juan Marsé, por ejemplo, en la última edición del premio Planeta: entregó los 601 mil euros del premio a una novela mediocre sólo porque era la menos mediocre de todas. Otros jurados, apenas unos pocos, no se resignan. Una historia atípica: en 2005 Tusquets convocó, con bombo y platillo, a su primer concurso de novela y el premio, para asombro de todos, se declaró desierto. El jurado fue severo: ninguna novela merecía la distinción. La editorial actuó con honor: asumió las pérdidas monetarias y mantuvo su prestigio literario. Pero el honor, ya se sabe, es escaso. Lo que impera es el mercado. Y tus ambiciones, tus malditas ambiciones.


Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región menos transparente.

-Rafael Lemus

http://www.rafaellemus.net/12-02-2007/escribiendo-por-un-sueno

aquello que es impronunciable


Y sin embargo no se puede callar. No es el libro que vendrá. Es el libro que ya llegó. Es el libro. La poesía provoca, contagia, inunda. La poesía respira. Late bajo ese animal húmedo que es el lenguaje, que son las palabras. Prestar la mutación a lo que no se puede relatar. Hace tiempo ya de la primera lectura. La primera versión de los poemas. Hace tiempo, si. Ahora todo hay un museo vivo. Algo que late, respira, algo que presta la mutación. La posibilidad de la palabra por venir. Saúl lo escribió mejor: explorar los límites del lenguaje. Aquello que es impronunciable. La Vida. No la literatura: Museo vivo. El libro. Los poemas.

8.6.09

para vivir alegre



El papá de mi abuelo tiene 89 años. Hoy lo supe. Hace poco, en enero, murió la abuela. Supé que estaba triste por eso.Mi bisabuelo. Tal vez esto es un lugar común. Lo único que quiero evitar es el tono tristón. Mi bisabuelo es alguien muy alegre, dicharachero. Sus manos arrugaditas y suaves. Me gusta tocarlas y sentir el calor de sus manos en las mías.Lo recuerdo muy bien: doblando en la esquina para llegar a mi casa, con el lazo del burrito a cuestas, con su sombrero, con sus huaraches, con su suéter azul rey de lana delgada; entonces llamaba "hija" a mi mamá Mary, su nuera, y mandaba por una cerveza victoria.El abuelito Andrés siempre platica, ríe, cuenta cosas chuscas. De los pocos recuerdos que tengo, no hay uno donde és este enojado.
Ahora, sus pasos son lentos y,no sé porque este adjetivo me resulta inevitable, cálidos.

Ahora, tiene que andar con cuidado y con la ayuda de una andadera. No le gusta estar encerrado: él quiere sentir el aire, el calor del sol, fumarse sus alitas( uno por día) a un lado de la puerta.

Ahora, se queja y dice que "le hacen lo que quieren".

Ahora ,dice que no le den de comer a la esposa de uno de sus nietos( la güera), ya que ella es quien lo inyecta.

Hoy, recordaba con alegría las ocasiones en que, demasiado ebrio, iban por él y lo llevaban a su casa en carretilla(!)o cuando terminaban durmiendo( y roncando como marranos, a decir de él) en donde cayerá( el abuelito sí que sabía divertirse).

Hoy hablaba conmigo, quizá él sin saberlo: dijo que el jarabe sabía como un chincholito: dulce, suavecito; por muchos años el abuelito Andrés, y toda la familia( incluído papá Martin), hacían ollas que vendían, hasta donde sé, en lugares como Metepec,Tianguistenco, Ciudad de México; tambíen raspaba pulque, recuerdo la gran tinaja verde, la tapa negra. Hoy se acordaba de todo eso: de la boota( otomí)para almacenar el pulque, del acocote(nahuátl) para extraerlo.

Hoy también sus ojos ven muchas cosas que nosotros no.Un mundo aparte. Platica con gente que no está.Hoy su memoria está en otro lugar. Otro sitio. Un mundo aparte. Sus ojos. Todo lo que han visto.

Me gusta ecucharlo, mi abuelito me da un contexto, una historia, un lugar, un nombre, un apellido, por decir algo. Algo que no puedo verbalizar del todo.Muchas cosas que de pronto olvido y que siempre es bueno recordar.

El abuelito Andrés tiene 89 años. Sus manos son cálidas. A mí me gusta tocarlas. Hoy fui a visitarlo. Hoy toqué sus manos.

2.6.09

el recuento




Años: 24


Meses:288


Semanas: 1252,3


Días:8766


Horas:210384


Minutos: 12623040


Segundos:757382400


Milisegundos: 757382400000

Microsegundos:7,6×1014


Nanosegundos: 7,6×1017


Regalos:


la cercanía


un eterno regalo que tú y yo sabemos


el eterno regalo que eres tú


mi vida, una que nunca imaginé


estos son los muchos dìas de felicidad


ahora


aquí

21.5.09

La vibración en la penumbra



[publicado en el no.17 de la edición electrónica de la revista Punto de Partida de la UNAM]


para Jen, Bodo* y Susana



Está frente a mí. Nervioso. Impaciente. En su rostro los signos del insomnio se vuelven dramáticos. Su ropa desgastada. Los zapatos sucios. El traje gris. Un gris seco, opaco, triste. Un gris que lo delata. Puedo ver todo esto desde aquí. La puerta está abierta y puedo verlo todo. El hombrecillo entrelaza sus manos sudorosas. Sus dedos amarillentos por la nicotina. Unas manos que probablemente carezcan de huellas. No quiero hablar con el hombrecillo. Hay algo en él que me hace pensar en palabras como repudio. No quiero hablar con él, por eso prolongo la entrevista con la mujer que, también, está sentada frente a mí. Una mujer que parece inofensiva. Por eso hago preguntas tontas. Interrogo acerca de cosas que no vienen al caso. Al inicio la mujer permanece seria y reticente, pero poco a poco la expresión en su rostro se suaviza. Piensa que ella me gusta. Piensa que tengo interés en ella. Sonríe y mueve los labios de una manera distinta. Ahora habla, sin detenerse. Sin prestarme atención. Ni siquiera se da cuenta que yo no la miro cuando habla. Que no estoy pendiente de lo que dice.



La paciencia del hombrecillo se ha agotado, se levanta de manera impetuosa y le pregunta a la secretaria si acaso alguien se dignará atenderlo. Que él ha esperado porque realmente necesita el empleo. Que no hay ningún problema si le dicen que la vacante ya ha sido cubierta. O que no cumple con el perfil del puesto. La secretaria responde que lamenta hacerlo esperar por mucho tiempo. Que es la 1:00 pm y eso significa que es la hora de la comida. Pero que no se preocupe, que al volver será el primero en ser atendido. El hombrecillo contiene su ira, murmura algo que implica la palabra burocracia. Toma su viejo portafolio café, y junto con su arrugado traje gris, abandona el edificio.



Antes de salir murmura algo que nadie hubiera querido escuchar.



La mujer continúa hablando sin detenerse. Le digo que es la hora de comer. Responde que si acaso es una invitación. Le digo que sólo si ella acepta. Se ríe, nos levantamos al mismo tiempo y dejamos el edificio. Ya en la calle trato de ubicar al hombrecillo. Busco desesperadamente el gris de su traje. Trato de hallar entre la multitud silenciosa ese cuerpo cansado, ese rostro parco, inexpresivo. La mujer a mi lado aún habla sobre temas que sólo ella entiende. De pronto hace una pausa y pregunta, ante mi evidente inquietud, si todo está bien. Respondo que estaba localizando el lugar donde comeremos. Sonríe estúpidamente. Me mira de igual modo y vuelve a su monólogo.



Entramos al lugar. Es de atmósfera metálica. Un lugar con sombras de cal. Hay ruido. Todos hablan sin cesar. Estamos dentro. De pronto, a lo lejos, lo veo llegar. Elige una de las mesas que están afuera. Un cristal nos separa. Toma uno de los periódicos amarillentos. La humedad en el papel. Un mesero se acerca. El hombrecillo niega molesto. El mesero insiste. Vuelve a negar con el mismo obcecado gesto. La mujer a mi costado sigue hablando sin detenerse. Algo usual. En tanto, el hombrecillo ha comenzado a rasgar con sus dedos ofertas de empleo que ha encontrado en los diarios. Está solo, hasta que un grupo de mujeres jóvenes irrumpe en el local. Se sientan a pocas mesas de él. Lo observan de reojo y murmuran algo. Luego: la risa incontenible. Algo parecido a la burla. El hombrecillo las mira. Las mujeres guardan silencio. Le dicen algo al mesero. Éste, de inmediato, va hacia el hombrecillo, quien le dice algo. Parecen molestos. El mesero sube la voz. El hombrecillo manotea. Finalmente se levanta furioso. Toma su portafolio y se dirige hacia la puerta.



Antes de salir murmura algo que nadie hubiera querido escuchar.



A la mujer le digo que tenemos que salir del lugar. Inmediatamente. Ella hace un par de preguntas que no respondo. Tomo su abrigo y enfilamos hacia afuera. Camino muy rápido. Obligo a la mujer a seguirme el paso. Trato de localizar al hombrecillo. Lo consigo. Ahí está: bajando las escaleras. Internándose en el intestino metálico. Lento el movimiento. Eterno es el gesto. Lo sigo. La mujer permanece a mi lado. Aquí también hay sombras de cal. Estamos en los largos pasillos. La luz es blanquecina, casi enfermiza. Hay una multitud que parece saber hacia dónde va. Estación Ciudad A. Parece que el hombrecillo va a la Ciudad Sur. Espera paciente la llegada de la serpiente que recorre el intestino sin venas. Sin aire. El vacío.



La mujer, que finalmente había guardado un riguroso silencio, vuelve a hablar sin detenerse. Yo sólo observo al hombrecillo. De pronto, la penumbra tiene su propia vibración. Él me mira. Pero es más inquietante el esbozo de su sonrisa. Algo despectivo. Cinismo. Algo. La serpiente llega con toda su estridencia. Subterráneo el tren, incoloro. Agudo, el sonido. Se abre la puerta. El hombrecillo me mira. Vuelve a sonreír.



Antes de subir murmura algo que nadie hubiera querido escuchar.



La serpiente avanza. El hombrecillo dentro. No puedo reprimir el impulso. Quiero que repita lo que dijo y que no escuché. Lo último que recordaré será la mirada de la mujer cuando dejo de asir su brazo. Curiosamente levanta el brazo izquierdo y me despide. Una sonrisa extraña se dibuja en su rostro. Me lanzo a los rieles metálicos. Comienzo a correr. Las arterias vacías del lugar. Persigo al tren que ya recorre. Sin pausa. Desesperado.



A lo lejos, un sonido. La vibración en la penumbra.



Cerca, sólo la oscuridad es falsa.



Antes, quiero ver la luz. Y después, regresar a la oscuridad.





(* modificación de última hora y post-publicación: se trata de una ecuación: Bodo= Ana Sofía Morales Maldonado)

crg à écrit! una radografía violenta!

" La epidemia también ha puesto frente a nuestros ojos lo que ha estado frente a nuestros ojos por tanto tiempo: la intromisión constante de transnacionales que, aprovechando el costo de la mano de obra local y los acuerdos que logran establecer con autoridades locales, muestran poca preocupación por el medio ambiente y las condiciones sanitarias de las comunidades circundantes. La teoría de la dependencia y sus acólitos pueden haber perdido la popularidad de la que gozaron hacia el segundo tercio del siglo XX frente al embate de las nuevas historias sociales que, al pensar en la agencia de los elementos internos de un sistema, cuestionaron el peso real de las estructuras externas sobre las economías y sociedades latinoamericanas, pero la presencia de transnacionales con poco sentido de responsabilidad comunitaria es tan real ahora como entonces."


el texto completito aquí.

por fin , plata quemada en mis manos


El cómo llegó esa novela a mis manos es otra historia. Algo que no se puede andar relatando así como así en un blog( pitero, es el adjetivo). Lo que si puedo decir es que tenía muchas ganas de leer esa novela desde hace un par de años. Nadie me la recomendó. De hecho la novela de Piglia que tiene el status de mítica( a decir de ciertas reseñas) es la de Respiración artificial. De Piglia había leído Formas Breves, un libro muy muy cool( ah! de qué otra manera escribirlo, lamentó que aflore mi muy culto lenguaje de escuincle pseudo-nice) o mejor aún un libro chingón. El caso es que después de mucho buscarle, de mucho preguntar, de mucho dejarlo encargado y hasta dejar adelanto, después de preguntar 50 mil veces en la biblioteca de la FFyL( tengo que admitir que raras veces encuentro lo que busco por ahí, pero admito también que me he encontrado con sorpresas muy gratas en esa biblio; admito, también, que tiene un gran acervo, gulp!); llegó a mis manos Plata Quemada. No me explicó esos deseos casi incontenibles de leerla. La novela policíaca posmoderna. El Nene Brignone, El Gaucho Dorda, Malito: ¡ah, todo eso! Y ahora, después de su primera lectura tengo que escribirlo: una novela magistral. Estoy seguro que haré algo con esa novela( todo menos quemarla,claro esta): quizá cuando inscriba investigación literaria. No lo sé. Lo que sé es que se trata de algo abierto. De algo a futuro. Magistral, sí, la novela. Lo que sigue: ver la peli que, para variar, dicen que es mala. De cualquier modo quiero verla.Y desengañarme o convencerme by myself.

las arañas no dan besos


Tal vez sea una lectura de esas llamadas iniciáticas. Tal vez no. Lo más probable es que se trate de una lectura que a casi todo mundo le dejaron en preparatoria o en la secundaria. El caso es que ese título no fue nunca una tarea o una sugerencia de lectura. Su existencia me resulta casi misteriosa. Claro que exagero un poco. O mucho. El caso es que El beso de la mujer araña, ha resultado una lectura, ciertamente, placentera. Por la mañana recordaba las palabras de uno de mis ex-profesores: aquello de que leemos porque nos entretenemos, aquello de que leemos por chisme, por morbo. Al menos asì me ha pasado un poco, o mucho, con ese libro. Además, puedo decirlo a título meramente personal, sirvió para que el confinamiento fuera màs tolerable. Auque claro, aquí debo hacer una pausa, para decir que reconozco un gran manejo del lenguaje, de la estructura narrativa, de los planos superpuestos. Se trata de una novela que dosifica y es fiel a sus recursos todo el tiempo. Algo entrañable. Supongo que hay miles de comentarios cliché acerca de la novela(situación que me importa poco, en realidad).Que si la inclusión de elementos pop cuando Molinita relata las películas a Valentín Arregui. Que si el diálogo presente a lo largo de toda la novela. Que si la denuncia de un estado totalitario. Que si la política. Todo eso está en la novela, por supuesto. Que si los elementos pop son de influencia gringa. Novela altamente recomendable y de la que aún hoy hay mucho que decir.Afortunadamente. O bien: es hora de una relectura, o de muchas, de está novela. Chau

3.3.09

Brian McKnight - Still

feru: ¿ qué cuatro años no son nada? Vamos por el doble jaja: ich liebe dich!


Funny when you stop and think,
Time goes faster than you blink,
Nothing´s ever like it was,
Girl we´ve got a special thing,
Your the happiness it brings,
Is more than enough,
I know it´s hard to believe,
Your still the biggest part of me,
All I´m living for,

Chorus
I still think about you,
I still dream about you,
I still want you and need you by my side,
I´m still mad about you,
All I ever wanted was you,
Your still the one, your still the one,

It´s hard to breathe when we´re apart,
You´re that sunshine in my heart,
I keep you here inside,
You´ve been everything to me,
You´ve been and always will be,
The apple of my eye,
And I know it´s hard to believe,
Your still the biggest part of me,
All I´m living for,

Chorus
I still think about you,
I still dream about you,
I still want you and need you by my side,
I´m still mad about you,
All I ever wanted was you,
Your still the one, your still the one,

If you love me, look into my eyes and say you do,
I´ve been waiting all my life for someone just like you,
Baby after all we´ve been through,
Girl I´m still in love with you,
And I want you to know, I do, I do,

Chorus
Still think about you,
Still dream about you,
Still want you and need you by my side,
I´m still mad about you,
All I ever wanted was you,
Your still the one,
Your still the one.

*you are still th one - brian mcknight

blue tint version

feru:


yes they said that but now looks there is something glance everywhere! I really do love you: feliz aniversario!


(When I first saw you, I saw love.
And the first time you touched me, I felt love.
And after all this time, you're still the one I love.)

Looks like we made it
Look how far we've come my baby
We mighta took the long way
We knew we'd get there someday

Bridge:
They said, "I bet they'll never make it"
But just look at us holding on
We're still together still going strong

Chorus:
(You're still the one)
You're still the one I run to
The one that I belong to
You're the one I want for life
(You're still the one)
You're still the one that I love
The only one I dream of
You're still the one I kiss good night

Ain't nothin' better
We beat the odds together
I'm glad we didn't listen
Look at what we would be missin'

(Bridge)
(Chorus)
(Chorus)

I'm so glad we made it
Look how far we've come my baby

* you are still the one-shania twain.

20.2.09

(mínimas ficciones/mínimas ficções








(escorpión



Las ideas se atropellan como olas diligentes. La arena escalda.




Tiempo infeliz, sostenido por palabras metódicas, ausentes.




La inquietud es un escorpión negro. La mujer retrocede.




escorpião








As ideias atropelam-se como ondas diligentes. A areia escalda.




Tempo infeliz, sustentado por palavras metódicas, ausentes.




A inquietude é um escorpião negro. A mulher recua.)



***



(pureza








El mar se alza dulce, acogedor. Observo mis pasos




bajo el resplandor de la luz. El primer impulso es correr, veloz.




El segundo dibuja un compulsivo deseo de huir exterior a




mí, el tercero silencia la mente, no resiste a la llama. Los muertos




entreabren un círculo de la memoria, los vivos se desean con




perversión o pureza. Quiero el amor de los puros.








La «pura voluptas» de Lucrecio.






pureza








O mar ergue-se doce e convidativo. Observo os meus passos




sob o resplendor da luz. O primeiro impulso é correr, veloz.




O segundo desenha uma compulsiva vontade de fugir exterior a




mim,o terceiro silencia a mente, não resiste à chama. Os mortos




entreabrem um círculo da memória, os vivos desejam-se com




perversão ou pureza. Quero o amor dos puros.







A «pura voluptas» de Lucrécio.





***








nieve


Despierto de madrugada, mi corazón es una planicie desierta,




corazón desgarrado desesperado hinchado cordero manso o




feroz de ojos vacíos. No te reclines dócilmente, van a robarte




todo, el ladrón vendrá de noche y te dirá



«¡No ames!»



No lo dejes, expúlsalo, te extirpará el hígado y serás lo que no




eres y eres ahora, no lo que fuimos y somos hoy, el misterio no




sucederá como no sucedió el milagro, el después evitará el




antes y ése será el fin, silencio de eterna nieve.






neve



Acordo de madrugada, o meu coração é uma planície deserta,




coração dilacerado desesperado inchado cordeiro manso ou




feroz de olhos furados. Não te deites docilmente, vão roubar-te




tudo, o ladrão virá de noite e dir-te-á



«Não ames!»




Não deixes, expulsa-o, extirpar-te-á o fígado e ficarás o que não




és e és agora, não o que fomos e somos hoje, o mistério não




acontecerá como o milagre não aconteceu, o depois evitará o




antes e esse será o fim, silêncio de eterna neve.



(De lápis mínimo, 2008)



*Ana Marques Gastão (Lisboa, 1962).


(the fitfty cent version that I like the most)


5 centavos

l

l
rompía la monotonía de la casa

una moneda de cobre

5 centavos de un real

menos que un papel

que un dulce

menos que todo

nada

l

l

pero apoyado sobre la tv

que enciendo al llegar

en la noche de montevideo

la moneda se hace centro

y todo a su alrededor

se vuelve como yo

menos

l

l

apoyo mi dedo índice

queriendo eclipsar el cobre

cierro los ojos

empapados de alcohol

me dejo llevar
por la órbita que describe

tu recuerdo

l

l
Fernando Foglino (Montevideo, Uruguay, 1976).









( let me not


Sonnet 116



Let me not to the marriage of true minds

Admit impediments; love is not love

Which alters when it alteration finds,

Or bends with the remover to remove.

O no, it is an ever-fixèd mark

That looks on tempests and is never shaken;

It is the star to every wand’ring bark,

Whose worth’s unknown, although his heighth be taken.

Love’s not Time’s fool, though rosy lips and cheek

Within his bending sickle’s compass come;

Love alters not with his brief hours and weeks,

But bears it out even to the edge of doom.

If this be error and upon me proved,

I never writ, nor no man ever loved.




Soneto 116


Que para la unión de dos corazones sinceros

Yo no ponga impedimento.

El amor no es amor

Cuando altera su curso al no encontrar su sendero,

O abandona su camino al primer impostor.

¡Oh no! Amor es esa siempre fija y fiel estrella

Quien en tiempo de tormenta nunca se estremece;

Vigila la barca sin establecer querella,

Y la medida de su cuidado siempre crece.

El amor no es juguete del tiempo aunque hermosura

Sea víctima de su insacïable y curva hoz;

El amor no se altera ni conoce premura,

Y perdura con paciencia buscando su voz.

Si estoy en un error, y éste me fuera probado,

Yo nunca hubiera escrito, y el hombre nunca amado.


* Constancia y claridad. 21 sonetos de William Shakespeare (Manulibris, Santiago de Chile, 2006). Traducciones de Marcelo Pellegrini

13.2.09



María Negroni


(Buenos Aires, Argentina, 19…)



Ut pictura poesis


habría que decir

un trazo

de ningún lado a ningún lado


o bien esa minúscula

alegoría de lo abstracto



el mundo


acaso


efímero



tejiendo



signos imprecisos

de un alfabeto olvidado



o estrellas

donde comienza el deseo



de no morir

y morir



esas ganas de arder

en lo incompleto



como un rojo que colmara

una ausencia con su ausencia


habría que decir


lo que promete

una moneda a la absoluta

casa imaginaria


y trae siempre

lo que tuvo que traer


como deriva luminosa

de un fracaso
***
la breve nota del autor no del poema sino del blog:
y estas brasas
*no hubo paréntesis

another place, place me out

[ texto leído para la presentación de La frontera más distante, octubre 2008)




Lugares liminares

Carolina González Alvarado

¿son muchos?

voces del pasado, del futuro,

hasta aquí, no más allá,

ahora, el total abatimiento;

¿alguna vez estuviste en este sitio?

¿alguna vez estuviste en este cuarto?

H.D. Definición Hermética

Escribo sin saber por qué, con un miedo inmenso. Con la sensación de que nada en realidad está en el lugar correcto, escribo con la sensación de estar fuera de sitio. Escribo con imprecisión, con inquietud, en un lugar desconocido, acaso insospechado, muy lejano, muy distante.

Escribo pues sospechando, con un indecidible, desconociendo. Hay algo aquí dentro que se escucha, un silencio pasivo pero latente, abierto a cualquier expectativa. Creo tener la certeza de que algo en realidad sucedió y me ubica ahora en dos espacios simultáneamente: entre el presente de estas palabras y en el tiempo de aquellas otras que escuché, que leí y, que ahora, esperan y te esperan allí dentro, donde yo estuve.

Tengo la seguridad de que caminé, o quizá corrí, a través de un lugar que no está aquí, pero que sin embargo, existe. Con su propio tiempo, con sus propios habitantes, con sus propias calles, automóviles y semáforos. Con su vida diaria, con su inquietante cotidianidad. Con su propio orden y con aquellos enigmas que quizá sea mejor no comprender del todo.

Sé que estuve en un lugar que ahora me impide hablar, articularme en palabras para ti. Estuve muy al límite, a punto de caer. Hasta ahora sé que era una frontera, una demarcación. Era La frontera más distante. Un dentro y un afuera. Una zona construida a partir de un conjunto de cuentos que, a su manera, funcionan como espacios que actúan y se mueven.

Leer los cuentos que componen La frontera más distante de Cristina Rivera Garza es encontrarse con algo que se sabe más allá de sí mismo. Me desdigo entonces. Leer estos cuentos es des-encontrarse. Pues ubican al lector en una zona tan vulnerable como la de un Extraño, un ajeno, habitando un mundo que no le pertenece.

La escritura de Cristina Rivera Garza no se limita a imaginar lugares o ciudades, sino que realiza, al igual que la arquitectura, imaginarios urbanos. Los espacios que construye están dominados por el entrecruzamiento de voces y lenguajes. La imaginación está ligada con el espacio de tal manera, que éste observa de forma oblicua al lector, atravesándolo con un lenguaje inquisitivo, preciso y sujeto a lo concreto.

La escritura está entonces suspendida, observando y envolviendo al lector en una atmósfera donde el mundo pareciera estar siempre fuera de si mismo: “No se trata de una ciudad alterna propiamente dicha, sino de una serie de anti-ciudades que, diseminadas a lo largo de los estrechos fronterizos, sobreviven en constante movimiento. Fundadas y abandonadas casi al mismo tiempo […]” (Rivera Garza 75).

Esta escritura disloca, enmarca, constriñe al lector y le transmite su palpitación, su propio ritmo, le hace respirar la soledad y el abandono de los personajes, su extrañamiento. Para finalmente abandonar también al lector como un cuerpo desnudo y decapitado en medio de una gran avenida. Desarraigado: en la situación de su haber-estado-ahí y la melancolía de su ya-nunca-estar.

Cada uno de los cuentos agrupados en La frontera más distante conforman una apertura desconcertante y silenciosa donde el desconocimiento, define las líneas de corte, de fisura, que atraviesan y constituyen a los personajes. Fisuras que delinean también una búsqueda, un horizonte a través del cual es posible observar algo inefable pero que se sabe allí, presente: “Ver es un verbo que puede prestarse a malentendidos aquí. Percibí algo con los ojos. Un movimiento o un destello dejó una marca dentro de mi mirada. No distinguí ni los contornos ni los detalles de lo que asumí, desde el inicio, que sería un rostro, un cuerpo, un par de manos, piernas […] Lo vi. Lo percibí” (Rivera Garza 71).

En varios de estos relatos, el cuerpo está fuera de sí, todo el tiempo hecho para otros, para los demás y en los momentos de un trémulo erotismo quizá también para sí mismo: “Ella lo dejó hacer, pero no lo dejó mirar. Daba la impresión de estar presenciando un espectáculo ajeno, una diminuta escena de teatro desde un palco. Ahí, dentro del palco estaba un hombre y estaba una mujer. Los ojos encendidos. Un aria”. (Rivera Garza 39) “Este tipo de placer. Lo que pasa cuando los dedos de otras manos –dedos que no sé que están sintiendo- se posan- con su propia temperatura, su propio exilio, sus propias terminales nerviosas- sobre la piel. Dentro” (Rivera Garza 38).

Sin embargo, Cristina Rivera Garza no sólo se interesa por aquellos cuerpos erotizados sino también por las marcas de esos cuerpos, sus interacciones y sus transgresiones: “Cuando la mujer dirigió la mano izquierda hacia el frasco, la Detective puedo verla ahí, frente a él, tiempo atrás, extendiendo su brazo, diciendo: tómala. Podía visualizarla ahí, sin anestesia, con los ojos abiertos de la sonámbula en flor, repitiendo: tómala. Insistiendo: Es mi mano y te la doy” (Rivera Garza 163).

La intriga, una pulsión externa, frenética quizá, se encuentra también en estos cuentos. Como toparse así de pronto con trozos, con fragmentos de un cuerpo mutilado, con una mano huérfana, con la renuncia del cuerpo de ese otro, que ya no es acaso todo él sino una increíble extremidad.

Al interior de La frontera más distante, el cuerpo posee una marca incómoda de vulnerabilidad, de agencia: la piel y la carne exponen a los personajes a la mirada de los otros pero también al contacto y a la violencia. Los cuerpos son una incertidumbre, aquello que se reclama como propio pero que le pertenece a otros. De este modo, la autonomía de lo corporal se convierte en una inquietante paradoja: “La Manca le había dicho que buscaba su mano, pero nunca le dijo para qué la quería. Algunos días la imaginaba embalsamada, con la torpe apariencia de estar viva. Otras, la veía dentro de un frasco de formol. La mano que ella no tenía, la mano que no podía darle a él, se convirtió en su obsesión. La añoraba incluso. Sentía nostalgia incluso de no haberla tenido nunca entre sus propias manos, a lo largo del cuerpo, sobre la piel” (Rivera Garza 161).

Envuelta en mis sensaciones debo confesar que mientras estaba en La frontera más distante, observé que la violencia se había convertido en una forma a partir de la cual se exponía la vulnerabilidad humana hacia otros humanos de la forma más temible: eran entregados, sin control, a la voluntad del otro y la vida misma podía incluso ser borrada por esa voluntad ajena. Y yo estaba, podía decirlo con seguridad, abandonada también a la voluntad de ese otro, que en mi caso, era la escritura.

Acaso sea por eso que no pude evitar deshacerme horas enteras observándola, buscando en ella, con el cuidado y la paciencia del que busca sin saber que en realidad indaga en la imposibilidad, en el enigma. Sin saber que quizá me había convertido en aquello que buscaba: la cara de mí misma en la forma de un extraño que se aproxima.

Acaso sea por eso que preferí permanecer así, enlazada y sujeta a un lenguaje que no es el mío pero que me observa como si yo misma me estuviese viendo en un espejo muy hondo.


inminente palabra





Podríamos decirlo de este modo: el semestre pasado fue de, entre otros, Vicens. La tarea fue ahondar en algún "aspecto relevante" de la obra. Nunca se dice nada importante en este tipo de trabajos o cuando se dice a nadie, en verdad a nadie, le importa. Pero de menos a nosotros nos sirve de pretexto para sentir que hacemos algo importante y que estamos convirtiéndonos,oh my gosh, en investigadores literarios- en una facultad donde la mayoría de las opiniones apenas rebasa el nivel más elemental. Existe, también, aquella fauna que sólo está ahí " por el idioma" , es decir su afán es convertirse en misses y teachers de algún colegito particular. Otros tienen pretensiones literarias y algún día el mundo descrubrirá y aceptará que son los grandes escritores y críticos que ya, ahora mismo, son ( gulp!). Además, mi maestra, no diré el nombre porque soy un mozalbete educado, es en verdad, un auténtico bache y, de paso, una reliquía( le decía Vincens a Vicens, por decir poco). Pero leer, releer y leer y releer a Vicens fue un verdadero deleite, un placer, un gozo en el sentido más amplio de la palabra. Y eso, precisamente eso, la palabra, es lo que encontramos en sus libros: así, directita, precisa, maravillosa; tan llena de verdades esenciales. Después de todo imagino a Vicens:

a) insomne, casi una niña, con un libro entre las manos, leyendo a altas horas de la madrugada, con el ruido de la noche alrededor de ella, con el ruido de la escritura alrededor de ella, ella alrededor de los libros.

b) escribiendo, escribiendo mucho, leyendo, revisando, tachando, escribiendo con el borrador, o escribiendo al tachar con su pluma; haciendo pedazos las hojas que contienen sus textos, arrojándolas a la basura. El sonido del papel cuando se arranca de golpe. El sonido de la pluma deslizándose.

c) despierta, llena de silencio, todo es silencio, la imposibilidad del silencio, decía Lemus, que se encuentra en El libro vacío. En silencio, a ciegas, esperando que alguien pueda venir a leerle.

continuará( por tanto sigue siendo semestre de Vicens, tiempo de Vicens, jaja)



un temblor de verdad



FISURA SIN FE

Como si hablar fuera extraer la verdad de la vena inhóspita. ¿o no? ¿es esto un habla fuera de foco? No hay voz que no se derrame sin doblar su decir. Hablo. Trabajo cuando hablo y pudiera ser que mi conteo de gota y gratificación se lleve el día hasta el final y entonces se abra.

Mi hablar abre su frontera que fracasa, abre un filo de frotar su colocación y entonces llega. Llego a decir con voz viviente de vocal y es una locura, llego a ti como un temblor de verdad y es una violencia interior. Esto es. ¿Esto es? Esta cita con mi cráneo es un voltaje inmaterial que viene en lengua, que viene en la noche como el hambre que dice y redice su dicción para surgir llena y completa. Llena de ilógica hacia la versificación exterior como si al respirar su propio sitio, fuera al fin, ella misma





( no sé que escribir, los dedos inseguros sobre el teclado, pero es mejor que el poema hable por sí sólo; dire unicamebte que la poseía de Laura Solórzano me hace tener esa clase de fe completamente ciega en el lenguaje)

( agrego el muy neto comentario de Lola :

Laura Solórzano (Guadalajara, Jalisco 1961) sin duda, es la poeta de su generación. No la poeta que la institución creo para representar a su generación. O no la poeta que se construyó a sí misma utilizando la institución para quedar al frente de una generación. Quizás son en esos resquicios de la literatura en México donde la finalidad de una vocación se pierde. Tantos esfuerzos por "agradar" a la institución acaban por hacer polvo cualquier destello de talento.

cierre de paréntesis

11.2.09

Artist's Conception of Quasar at the Center of Distant Galaxy






Mauricio Molina

(Ciudad de México, 1959)



Nocturno



[Texto hallado en un website abandonado. Primera mitad del siglo XXI.]


Los cuasares son galaxias en explosión permanente
ubicados en las zonas más apartadas del universo.
A simple vista es imposible distinguirlos
y el telescopio más potente los encuentra con dificultad
ya que su luz tarda millones de años en llegar hasta la Tierra.
Y bien, preguntarás, ¿a qué rayos viene todo esto?
Sólo quiero decir que estás lejos esta noche,
invisible como los cuasares
& también inalcanzable,
y yo divago en esta noche sin estrellas.


***

[ nota del autor no del poema sino del blog, valiéndose de lo escrito en el sitio de la red en donde en donde halló la foto:


Artist's Conception of Quasar at the Center of Distant Galaxy

A growing black hole, called a quasar, can be seen at the center of a faraway galaxy in this artist's concept. Astronomers using NASA's Spitzer and Chandra space telescopes discovered swarms of similar quasars hiding in dusty galaxies in the distant universe. The quasar is the orange object at the center of the large, irregular-shaped galaxy. It consists of a dusty, doughnut-shaped cloud of gas and dust that feeds a central supermassive black hole. As the black hole feeds, the gas and dust heat up and spray out X-rays, as illustrated by the white rays. Beyond the quasar, stars can be seen forming in clumps throughout the galaxy. Other similar galaxies hosting quasars are visible in the background. The newfound quasars belong to a long-lost population that had been theorized to be buried inside dusty, distant galaxies, but were never actually seen.
Image:
© NASA/JPL-Caltech/Corbis
Collection:
Documentary
Standard RM
Photographer:
Spitzer Space Telescope
Date Photographed:
2007


se cierra el corchete