27.6.07

antefuruto

los días se escurren como la lluvia, me delizo con ella

tanto que escribir tanto que narrar


algo atorado en el vientre algo parecido a


escribir



but I have faith


escribiré

16.6.07

faith

pour J ,

I have faith, I really have

I really believe in you

I really do

I really do love you

this the way we say each other

this the way

así,


existió un lugar así
existe un lugar así
ése lugar es tuyo
es mío
es nuestro
nos pertenece porque en el entrarramos la luz el fuego
la arena
ése lugar es nuestro
existe un lugar así
la manera en que yo digo así
La pantalla, el ciberespacio, la web, etc., me han jugado un par de bromas más o menos pesadas: post que no aparecén, alteraciones en los espacios de los textos, que la compu no guarde el muy extenso texto o trabajo,e incontables dedazos que nunca noto. Pero está ha sido la que más rifó de todas. La verdad es que mi distracción, ahora lo sé, congénita tuvo mucho que ver. El caso es que en un post pasado yo hablaba de cierto otaku escritor y de nuestro tour por cierto lugar, daba detalles del caso y las anécdotas , también, del caso. Al otro día escribí un par de mails contando más anécdotas.Uno de los correos los inicié con un k onda wey, evidentemente efusivo y confianzudo. En otro le pasaba datos, nombres de escritores, libros, cursos, que tenían que ver con Japón y su literatura.
Ayer descubrí, y me quedó bastante claro, que no le escribí a mi amigo otaku-escritor, sino a: sepa God quién( el nombre de mi amigo otaku y el del destinatario desconocido es el mismo) ( ahí la importancia de los apellidos). . Eso me intriga. Me intriga más el silencio del destinatario desconocido. Aunque asumo que yo guardaria silencio de recibir un mail así de confianzudo. Pero bueno todo esto para decir: son cosas que pasan.En el ciberespacio.
Creo.

12.6.07

caminar en el valle alto

el día, el sol, las nubes, el valle alto, la conversación, la anécdota, el valle verde- demasiado verde, la caminata que se prolongó por más de dos horas, el recordar
le papillou
y después de la risa, de los chistes, de las muchas ganas de estar, la lluvia amenazante nos regaló un doble arcoiris que hizo recordar muchas cosas
el domino, las clases de matemáticas ultra básicas
el tiempo, los cuerpos, la noche,la caminata entonces nocturna
tres pronombres: K, Jen, Abe
todo eso en un valle demasiado alto
vas K?

3.6.07

birthday

La celebración de mi cumpleños, este año rifo( si ya sé que ahora lo digo mucho) : por un lado el gustazo de, por fin, conocer a Z; el hecho de que K, haya llegado y haya estado conmigo en un día tan especial; la buena onda de Y, al organizar la petité comite. Y por supuesto Jen, siempre a mi lado( además de nuestro festejo previo jejeje). Y todos juntos enfilamos al Chafali, donde degustamos sendas pizzas auténticas. Lo mejor de todo las bromas, los chistes, la plática, el día de intenso calor( Z semi-deshidratado), todo esto como ( casi) inició del verano. La efusiva despedida(el saber-los,el inició). Grax a todos, a cada uno, por estar ahí. Por estar, pronto las fotos de tan exclusivo evento.
Y por otra parte la cena en familia: pastelito, tamales- hechos por, desde luego, Mamá Mary, quien cocino tb un pollo de rechupete, pero de eso me enteré hasta el otro día. Y por supuesto que los tíos, los primos y primas( chiquillos y chiquillas, goshhh!!!! tengo tantos primos y primas, y para variar soy el mayor: orales!) su ánimo, porras, y mañanitas de rigor. Los abrazos de mi Má y mi Dak, de la petité. Todo esto en un año que yo dije sería mucho mejor que el anterior: el deseo se me está cumpliendo.

Enhorabuena!!


Toluca, el Edomex, Atlaco... y anexos, estrenan escritora( uyy que raro se escucha eso), ok, se trata de Laura Zuñiga Orta, entrañable amiga y compañera del Taller de Escrituras Colindantes, y también becaria del CTE, quién publica su primera novela No tiene nombre el paraíso. Por supuesto que estuve en la presentación, que fue dentro del marco de la Feria del Libro en Toluca( o algo así) y en un lugar llamado Capilla Exenta, que rifa. Y lo que más rifo fue el texto de presentación, escrito por mi querida crg y leído por Eduardo Osorio, y por supuesto Laura, felíz, con el nervio, con todo, pero sobretodo con mucho entusiasmo y emoción. En la dedicatoria Laura me dice que espera con ansia mi libro: compartimos el ansia, la espera. Anexo foto del libro que se consigue en el CTE(o escribán a bramstok@gmail.com), a un precio de verdad increíble y que vale la pena: Laura Zuñiga es sinónimo de excelente, disfrutable, y entrañable escritura.


Les dejo el texto de Cristina Rivera y la photo del libro.
LA ESCRITORA LAURA ZÚÑIGA[Texto para la presentación de la novela No tiene nombre el paraíso (Toluca, Centro Toluqueño de Escritores, 2007), de Laura Zúñiga]
Mejor te escribo una carta, Laura, o una semi-carta porque ¿qué carta que se respete es escrita para ser leída en público después de todo? No podría, o no querría, Laura, en todo caso, comentar tu libro, tu primer libro, tu maravilloso primer libro, como si nunca te hubiera visto entrar en el salón de clase —la larga cabellera castaña, los ojazos verdes, y esa carcajada estridente, toda tuya, un poquito demencial— diciendo “¿cómo estás Big Drama Queen?”. No puedo, vayamos al grano: no quiero, hacer como si no me hubiera llenado de gusto el día en que descubrí que ganaste el segundo lugar de aquel concurso de cuento que, a nivel de todo el sistema, organizó la biblioteca del ITESM-Campus Toluca y como si, meses después, no hubiera andado yo comentado entre propios y extraños que habías ganado la beca del Centro Toluqueño de Escritores como si se tratara de uno de mis logros. Presumidilla. Orgullosa. Algo ufana, ¿por qué no? El autor de un texto, aún si ese texto es una semi-carta, tiene que posicionarse, eso dicen, y, luego entonces, me posiciono. Te conozco desde hace tiempo, en efecto, Laura; como a muchos de mis alumnos, te he visto crecer. Me ha tocado ese privilegio.
Por eso fue tan difícil abrir tu libro. Confesión tristísima: con la edad, Laura, uno se acostumbra a temer lo peor. Uno ha leído, después o antes de todo, suficientes, o acaso demasiados, primeros libros. Uno sabe morderse con discreción la orilla izquierda del labio inferior. Uno siente nervios. Pero ahí estaba la portada, tu nombre, y no había alternativa: lo abrí. Dos o tres páginas después respiraba ya con alivio. Luego, como sucede con los buenos libros, me olvidé de ti y me interné en ese bosque donde se yergue la cabaña en la que habitan ese hombre de mediana edad y esas dos mujeres jóvenes a las que el mundo da por desaparecidas. Apenas un par de páginas y estaba, pues, adentro del libro, dentro del lenguaje del libro, esperando ya no lo peor, sino más.
Sospecho que en otras manos esta historia pudo haber sido una secuela del lugar común: una denuncia muy contemporánea: un reflejo de lo real: un guiño para el editor a caza de temas actuales (¡Dos jovencitas secuestradas por un hombre que desea construir su propio paraíso!). En las tuyas, en tu teclado para ser más exactos, éste es, sin embargo, un libro, es decir, un mundo, es decir, dos libros. Por una parte está ahí la descripción minuciosa y sensual de los hechos: un hombre medianamente enloquecido y medianamente normal planea y lleva a cabo el secuestro de dos jovencitas que terminarán por olvidar o rechazar sus viejos nombres, sus nombres de pila; por otra, también se desliza ahí la pregunta que las palabras no declaran, el cuestionamiento que le corresponde al tendido mismo de las frases, ¿qué es un secuestro?, ¿hasta donde llega la voluntad?, ¿importan, de verdad, los nombres?, ¿podremos, alguna vez, ir más allá del cuerpo?
Tu primera novela es una metáfora del amor, Laura.
En una estructura sabiamente fragmentada que recurre, además, a varios registros —el guión de radio, el formato del mensaje electrónico, la increpación en segunda persona, la puntuación fantasma de la que sólo da fe la aparición súbita de las mayúsculas, el narrador omnisciente— el hombre y las jovencitas se internarán en una complejísima relación de poder que les marcará, porque emerge de ahí, el cuerpo. Ni modo, tuve que pensar en la muy hegeliana lógica del amo y el esclavo cuando las vi escapar y, luego, regresar a la fuerza, cubiertas de sangre y lodo, todavía más aterradas. Tuve que pensar en las múltiples formas de resistencia que las mujeres adoptan en circunstancias tan extremas: desde el rechazo frontal, que es castigado brutalmente, ya con golpes o ya con la falta de alimento, hasta el ofrecimiento sexual, que pronto se confunde (¿o se convierte?) en otra cosa. Tuve que pensar en el adiestramiento cruel que el hombre impone en el orden de la cabaña y en la manera en que la sumisión ¿forzada? de las mujeres logra sobreimponerlo, a su vez, sobre él. Tuve que pensar en su placer, el de ellas, en sus pequeños gustos.
Y usted, señora, ¿no se quitó también su apellido para tomar el de él?
Lo que sucede en ese bosque pasa en todos lados. De una manera u otra, ya por negligencia o por maldad o por costumbre o porque no sabemos hacer otra cosa, todos estamos secuestrados, eso pareces decir, ácida y malpensada, Laura Zúñiga. Tú. En nuestros cuerpos, que son una cabaña múltiple y recóndita, se lleva a cabo siempre esa batalla ancestral: el deseo que encadena, la utopía que produce monstruos, la gestación que interrumpe cualquier versión del paraíso. Todo esto en el contexto, apenas vislumbrado y no por ello menos presente, de un país donde se matan mujeres a diestra y siniestra (si mal no recuerdo, el número de femenicidios en el estado de México fue de 17 sólo en enero de 2007); en un país donde, a raíz de la transcripción de una llamada telefónica, ¿verdad, mi góber precioso? y la valentía de una periodista, poco a poco se corre el velo del abuso infantil. Todo esto aquí, Laura, en una montaña. Aquí, Laura, debajo de la piel.
Tu primera novela es una meditación inmisericorde sobre las complicidades que hacen al poder, Laura.
Pero el hombre de mediana edad que sueña con su propio paraíso sueña también (¿serán cosas distintas?) con la escritura. Si secuestra y somete y desnuda y horada es porque ese hombre utópico quiere construir, literalmente, a sus propios personajes. Vivir con ellos. Darles vida, quitársela. Vil y necesitado, manipulador y sediento, el hombre que escribe una novela juega también a ser un dios absurdo. ¿Y qué se hace cuando los personajes te creen? ¿Qué se hace cuando lo logras?
Tu primera novela, Laura, es, sobre todo, esa pregunta.
Una de las respuestas pudiera ser: entonces se escribe un segundo libro, luego un tercero, luego. En todo caso y, mientras tanto, el mapa literario de este Tíbet mexicano (como ha bautizado el poeta Juan Carlos Bautista a las Altísimas Tierras Altas) tiene ya tu nombre. El nombre de la escritora Laura Zúñiga.
--crg

Chalco Fest Writers

Estoy de nuevo frente a la pantalla, ante la pantalla en blanco para escribir, para describir. En fin la primera pregunta que se viene a mi mente ¿ Por dónde comenzar? Pues bien el Festival Internacional de Cuento Brevísimo 2007 del CTE, concluyó. Mis participaciones estuvieron en Calimaya, Ocoyoacac y Chalco.
De Ocoyoacac, el gusto de andar por las tierras propias, la plática, el intercambió. Sin embargo no puedo omitir decir que la lectura en Chalco ha sido la más grata: para empezar el hecho básico de coincidir con in otaku-escritor( no sabemos qué fue primero), por otra parte el hecho de atravesar el DF, perdernos en el metro , estar en el metro a las 12:00 pm , justo cuando debíamos estar ya en la escuela en que leeríamos. El viaje DF- Chalco en una, bien llamada, combi, donde , Christian ( el otaku en cuestion) y yo nos pusimos a hablar entre otras cosas de Japón, del DF, de RBD, de tal o cual escuela, de pedofilia, etc., etc. Las reacciones de todo un poco, desde el señor que pusó mucha más atención cuando escuchó la palabra pornografía, hasta la tipa que quisó callarnos por no dejarla dormir( a dormir a su casa o al panteón jeje). Y después llegar a la Prepa 30, pero antes de eso la primera imagen de Chalco, totalmente difertente a lo que imaginé: lo tradicional de un pueblito y el desmadre de lo urbano coinciden y conviven de in modo por demás atípico. En la Prepa 30- que por cierto ha sido visitada por Julieta Fierro( astrónoma de la UNAM) y por el poeta René Áviles-nos esperaban Enrique Villada- de quien debo decir que es poeta, con todas las mayúsculas del caso- y un escritor toluco exiliado en el DF, Demián Marín- la frase en Toluca no hay nada. Después de eso la lectura, con un público adolescente de lo más interesado, atento respetuoso, y después las preguntas- que uno siempre evita hacerse y que, por tanto, alguien más termina haciendo. El hecho de ser una especie de poetas rokcstar del verso( jejeje). La comida con Enrique Villada, esa amabilidad, esa visión del mundo, ese pausar en su habla, un hombre que piensa con serenidad antes de responder de manera atinadísima, siempre. Recuerdo el nombre de un parque, un parque con nombre kitsch: el parque de los venados acariciables( en serio). Entonces sugerí que debía existir uno llamado el parque de los poetas acariciables. Cuyo lema sería pasé y acaricíé a su poeta ( o , en todo caso, alimentélo). El paisaje alto, de nuevo la combi, y pop japonés( y por la noche , al llegar a casa, enterarme que- después de todo un dá entero de hablar de Japón y de escuchar pop japonés, fue Riyo Mori, la representante de Japón, coronada como Miss Universo, coincidencias, sólo coincidencias). Todo eso en un día que fue muy caluroso, con las imágenes del paisaje, nubes, y estreno de textos en Chalco( Christián y Demián, coincidieron en que pasarñe a la historia- no sé si del festival- como el chavo que escribío el cuentopoema.
Todo esto en día caluroso y de paisajes altos.