No al héroe ya hecho.
Sí al lado oscuro de ese héroe o lo que estaba a su lado.
En la novela histórica no existe el dato duro, el dato puro; si los datos llegan es a través de una voz.
Sí a la novela que interrogue a la (H)istoria.
Sí a la novela con azar.
Sí a la novela que abra muchos paréntesis: interdicciones.
El archivo no es el motor de la novela histórica. No importa que tipo de novela: no se escribe de la nada.
No al hecho de que la novela histórica está en un sólo lugar, intocable: el pasado.
Los imaginarios culturales cambian constantemente, lo mismo la percepcione de tales imaginarios.
Sí a la historia que no parte de las pretensiones. A la historia que no nos pertenece a todos. Buscar momentos / espacios improbables: vida privada-vida pública. Contar una historia primera para contar la historia que quiero contar. Uno halla que los datos históricos se contradicen.Lógica de la verosimílitud: naturalizar una versión de la historia. Cualquiera que escribe historia, escribe literatura: no se puede narrar sin los recursos de la literatura. La novela histórica tradicional predispone a una manera de leer. Predispone a encontrar ciertos elementos. ¿ Por qué fascina la historia? Quizá sentimos que no hay otros asideros para la verdad. Queremos hallar la verdad después de la muerte de dios, de la muerte del autor, etc. Espacios de la posmodernidad. Queremos verdades cambiables: verdades contradictorias.
La literatura hace algo que no hace la Ciencia, ni la Historia, ni la Filosofía: convoca lo real.
La ficción es un polvorín para atacar lo verdadero. ¿ Cómo se narra un acto inexistente?
¿ Cómo se narra la muerte de una mujer convertida en una franja fronteriza? Bolaño en 2066 da una respuesta ( o muchas) .
No a la novela histórica tradicional que ofrece una narrativa legible, entendible.
Sí al escribir desde la superficie ( que no superficialidad).
Si a hallar un pathos dramático ( que no melodrama).
Esto y más dicho por Rosa Beltrán en la Semana de Letras de la Ibero.
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