Por Fedro Calos Guillén
No es que odie a la gente positiva pero sí, y muy señaladamente. a la que se lo anda restregando a uno en al cara,porque convendrá,querido lector,que es una hueva interplanetaria, platicar con una persona que dice cosas como "yo trato de enfocar todo por el lado positivo" o "ya verás que todo tiene remedio" aunque la anteriro frase suele declararse en el momento en que un señor enfrenta una demanda penal, ha quebrado su empresa o se le diagnosticó parvovirus. Hay incluso una madre que se llama "Club de optimismo". Ignoro quiénes son sus integrantes, pero tengo claro que no solicitáría mi ingreso,ni siquiera a cambio de una cita con Demi Moore(que es mucha cita).¿qué carajo hacen en sus prácticas de optimismo? ¿Cantan con vestiditos o con únicotas?¿Se palmean la espalda? Loa imagino en círculo gritando el uca uca y saliendo con el corazón henchido a enfrantar la realidad, que como se sabe, es literalmente más cabrona y da pocos motivos para tales efusiones.
Esta raza positiva sólo es superada por aquellas personas a las que he bautizado como:"Todo bien", que son los imperturbables que consideran que mostarar un resuicio de debilidad es anómalo, por lo que van por la vida con la frente gallarda y recitando como pericos que todo salío a toda madre, no importa la magnitud de lo acontecido.
Déjeme ponerle ejemplos de lo anterior, bien amado lector.EStá el tipo seguro de sí mismo caminando por la calle con ese paso ganador que es usted se imagina, de pronto pisa algún ítem derrapante y se va de culo contra la banqueta. Es probable que se halla astillado el coxis o que tenga una fractura expuesta en el dedo manor del pie;sin embargo, se levanta vertiginoso tratando de componer el tipo, voltea en todas direcciones para determinar si alguien se percató del accidente: en caso positivo se sonríe como si nada hubiera pasado. De lo anterior se desprenden dos aprendizajes: el primero y más evidente es que-hay que ser estúpido para reírse de un madrazo propio o ajeno y, no obstante, la mitad del humor de programas hechos por imbéciles para otros más imbéciles documentan estos golpes.La segunda es que mostrar alguna evidencia(por pequeña que ésta sea)de vulnerabilidad no es aceptable en muchios de nuestros cóngenres que consideran inapcetable una mala racha( con la noticia de que vívimos en un país que es una mala racha en sí mismo hace más de 30 años).
Los "todo bien" parecen disfrutar hechos tales como comprar un auto que resultó una porquería o invertir 14 horas en la carretera de Acapulco.La sútil diferencia con sus pares los positivos es que ellos lo que no quieren es dar un motivo que justifique una burla o consideración.Tengo a una amistad(que a lo mejor deja de serlo después de lo que voy a contar) que vive así.Si, por ejemplo, toma un vaso en el que hay rebajador de pintura y le da un trago pensando que era ron huasteco escupe como lo haría un marqués y argumenta cosas como: "Quería probar a qué sabía". Se trata de aparentar algo de control en una situación extrema, lo cual es en sí mismo imbécil.
Si extendemos un poco el argumento, encontraremos que una conducta así es más una regla que una excepción en este país; poseemos uan incapacidad congénita para asumir errores.Los niños en la escuela, los amestros calificando,los albañiles chapuceros, los conductores de autos, los policías corruptos y rosario infinito de personas que viven al día esquivando la vardad.No sé cuántos delincuentes de esos que apresan y los ponen a posar ante las cámaras porque se clavron una cartera o secustraron a una viejeita confiesan que son culpables. Mi impresión es que ninguno lo hace, lo cual a todo mundo le parece muy formal.Por ello es que nuestro país se desbarata , pero hay gente que sigue diciendo "todo bien".
Qué chinga.
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