7.2.09

éste: el sol de mi antojo: está

Recuerdo que hace muchos años, en serio, hace muchos años, Tía Cris me regalo una revista de ciencias, para entonces mi siempre adicción a la lectura ya era algo evidente -a Tía Cris le debo, en gran parte, el descubrimiento de Pedro Páramo, del LLano en llamas, de Juan Rulfo: juntos-, gracias a ella estuve enfermo, ahora sé, que de y por las palabras . La revista saturada de artículos científicos hacía una excepción: escribía sobre Carmen Mondragón/ Nahui Ollin. Conservé la revistá por algo así como diez años sólo por ese artículo que leía una y otra vez: estaba atrapado por los ojos de esa mujer, por los títulos de sus libros, por sus óleos, por sus cósmicos ojos; por sus frases : " los gusanos no me darán fin, son los devoradores de toda materia y vida dan con lo ya muerto (sic)", recuerdo de memoria, frases que me parecían imposibles, salidas de un mundo que yo no concocía pero que sentía cercano, frases que copiaba y pretendía mías ante los ojos de unos cuantos, todo eso en mi mundo de entonces; por la dedicatoria en una foto para el Dr. Atl, el recuerdo del nombre ( Nahui Ollin) que el Dr. Atl le puso porque coincidía con el movimiento del sol, el drama con su marido- de quién no recuerdo el nombre (¿Arturo?) pero sí los azules ojos, alguien de quien estuvo enamorado Antonieta Rivas Mercado y Abraham Ángel, el niño pintor que murió a los 19 años, si no me equivoco. Por Nahui estuve también enfermo. No sé todavía de qué. Sólo lo sé. Quizá de oscuridad, de silencio, de extrañeza.

Todo eso recordaba de súbito, cuando entré al blog de Amaranta y ví la foto. Ala de cuervo, titula a su entrada. Y en efecto, el batir de las alas de cuervo me llevo a ese espacio de mi memoria lleno de lectura, imágenes y preguntas esenciales. Tenían que pasar "el mucho tiempo" con el que inicio esta nota para que se escribiese justo como ahora.

El batir de las alas de cuervo: está.

El tiempo: éste.

La foto: ésta:



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