10.3.08

no sólo guerrilleros enojados con la realidad

Y ahora, ¿que hacemos con Mouriño?

Por: Fernando Rivera Calderón
Aunque él dice que no se va de Gobernación, al secretario antiguamente conocido como “superpoderoso” las cosas no le están saliendo nada bien y muchos lo están viendo como un fusible quemado, más que como el operador que Calderón necesitaba para concretar su reforma energética. Y es que tanto a Felipe Calderón como al hombre más importante de su gabinete les pasó lo que a los protagonistas de las películas de terror. Cuando pensaron que el monstruo había muerto y, sintiéndose a salvo, bajaron la guardia, Pejenstein salió de los escombros y asestó un zarpazo mortal. Para el presidente el problema de conservarlo en ese puesto es que Mouriño, hablando en términos eléctricos, ya no le funciona como un pararrayos sino como un conductor que, si no es aislado debidamente, no tardará mucho en electrocutarlo. Este columnista, preocupado sensiblemente por el incierto destino de tan joven y desafortunado político, propone algunas posibilidades para salvar su carrera y que este episodio, si bien funesto, no corte de tajo sus sueños de grandeza.
Convertirlo en modelo para el catálogo primavera-verano de Suburbia.
Proponerlo para “oreja” de Gobernación (está bien dotado para esa chamba).
Nombrarlo embajador de España en México.
Nombrarlo embajador de México en España.
Lanzarlo como el nuevo Joselito.
Regresarlo a atender sus negocios familiares (desde su casa y no desde el gobierno federal).
Utilizarlo como señuelo para atraer pejelagartos
.Presentárselo a Araceli Arámbula (ya no anda con Luis Miguel).
Nombrarlo nuevo vocero de Fox (tiene talento para no aclarar las cosas).
Proponerlo como mediador del conflicto Colombia vs. Ecuador (Básicamente para que Felipe Calderón se deje de diplomacias y se ponga a arreglar el conflicto México vs. México).
Encomendarle investigar a la madre de Gerardo Fernández Noroña (si acaso la tiene, claro).
Proponerlocomo el protagonista de la versión no animada de “La Familia del Futuro”.
Catapultarlo como galán de telenoverlas (podría convertirse en el sucesor de Juan Soler).
Mandarlo a un curso intensivo con la maestra Gordillo (para que lo eduque y le afile los colmillos).
Transformarlo en amo de casa (para que esté tranquilo oyéndose a sí mismo).
Nombrarlo director de Pemex (y dejarnos de hipocresías de una vez por todas).
Aventarlo del ruedo político al ruedo taurino, rebautizado como “Mouriño de la Capea”.
Vestirlo de mujer (para que, como la Zavaleta, responda a los ataques asegurando que es pura misoginia).
Posdata:Para muchos analistas, ser estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM es sinónimo de inutilidad, improductividad y beligerancia. El columnista de Milenio, Carlos Mota, asegura que cuando fue a hablar de negocios a esta facultad nadie le entendió. Sin embargo habemos quienes pensamos que el mundo no sólo se mueve a partir del dinero y los negocios, sino a través de las ideas e interpretaciones que hacemos de él. La Facultad de Filosofía y Letras ha aportado mucho a este país y no sólo guerrilleros enojados con la realidad. Ojalá los economistas, los políticos y otros amantes del pragmatismo se acercaran un poco más a la filosofía, a la poesía y a la historia; no es una buena inversión en términos económicos, pero sí en términos espirituales y, al final de cuentas, “Por mi raza hablará el espíritu”. Sería la única manera en que muchos, incluido el buen Carlos por supuesto, podrían dejar de pensar que estas disciplinas son prescindibles.

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