Todo empieza el día en que una mujer descubre accidentalmente el cadáver castrado de un hombre joven. El cuerpo yace sobre el asfalto, al fondo de un callejón, acompañado de unos misteriosos versos de la poeta argentina Alejandra Pizarnik. Cuando la mujer –que se hace llamar Cristina Rivera Garza– notifica su hallazgo a la policía se convierte, de inmediato y de manera automática, en la Informante. ¿Qué ha visto? ¿Qué cree que signifiquen aquellos versos? ¿Por qué continúan apareciendo, en diferentes rincones de la ciudad, las mismas víctimas: hombres jóvenes, torturados, cercenados? Dos mujeres –la Periodista de la Nota Roja, levemente jorobada, y la infatigable Detective del Departamento de Investigación de Homicidios– se empeñan en resolver un caso que depara, como toda la historia, más sorpresas que respuestas. Sólo una cosa es segura: el lector está ante un thriller intenso y vertiginoso donde nada, ni siquiera la lectura, es inocente. Una novela perturbadora, ferozmente contemporánea.
Y uno aquí escribiendo y esperando con ansia.
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