9.12.06

Demasiado político

Que tal si escribo algo así como este blog no es político pero de cualquier modo , o mejor aún, cito -casi textual -una conversación escuchada en algún lado :
- ya checaste el blog de María Rivera.
- si no inventes está super politizada.
( nunca me quedó calro si eso era una ventaja o desventaja o algo que celebar o algo por lo cual llorar)
Siempre me ha quedado la duda acerca de por qué muchos de los que escriben-novelistas, poetas, dramaturgos, cuentistas, narradores,vamos: intelectuales- muestran una reticencia casi genética a externar sus opiniones sobre asuntos de la, ay dios, politica. No sé si quizá deseen mantenerse al margen , o si no quieran comprometer su beca o plaza de académicos o si lo hacen porque quieren seguir siendo respetados o si lo hagan por pose . O sí, ciertamente, aquella discusión entre escritura-politíca les parezca superada( posición complatamente válida, al igual que las otras). Hay algunos y algunas que hasta dicen cosas como pues te puedo dar una opinión del tema( sea Chiapas, Marcos, EZLN, AMLO, Atenco, Cuba, Oaxaca, Irak, etc., etc.) como ciudadan@ pero como escritor o escritora no. Y supongo que se vale. Pero me queda la duda ¿ En qué momento la escritura se vuelve política y viceversa? ¿ En qué momento no ?
Para mí la escritura es eminentemente, inevitablemente política, cuando se escribe no se puede evadir esa condición. Se escriba lo que se escriba. Y no tengo que escribir una novela sobre los altos de Chiapas o un poema que mencione a un jaguar o al hambre- escrituras válidas y/o necesarias, por cierto- para permear esa barrera entre escritura y política. Hace poco un autor de la blogosfera hizo un comentario arremetiendo contra los judíos: se armó un mitote y decidió disculparse por ello, pero aclaró que lo hacía sólo porque había lastimado con tales comentarios a alguien de quien si le importaba (?) su opinión. ¿ Cuántas historias similares hemos escuchado- sólo cambian protagonistas-? En fin que como decía toda escritura es eminentemente política- y sí lo repito-. Eduardo Milán escribía que Keats afirmaba algo así como que el tamaño de la poesía de un país es inmesamente proporcional al número de sus panteones.
Así pues ha escribir y mucho y de todo, no importa que sea político, bueno al menos eso, humildemente, digo yo. Y por último citó este fragmento de una entrevista realizada al poeta Juan Carlos Bautista, cuyo cometario acertadisímo- a mi parecer- comparto:
-¿Debe el artista involucrarse en causas sociales?
-¿Y por qué no? ¿Son los artistas ángeles? Debe involucrarse en ellas -si quiere, si le viene en gana o si su conciencia se remueve lo necesario- en cuanto ciudadano. No creo que un artista deba comprometer su arte, a menos que en esa forma de compromiso se le vaya la vida entera, como en Roque Dalton digamos. Esta es una discusión del todo superada y no insistiré en ella. Lo que sí me parece abominable es esa figura del artista-Santón, del Artista-Verdad- Absoluta, que no son ciudadanos sino tótems, que no piensan sin pontificar, que sólo profieren verdades inquebrantables como piedras cifradas, y cuya actividad pública sólo es un tributo a su enorme megalomanía.

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