8.5.07

HOMBRES QUE RESPETAMOS EL DERECHO A DECIDIR DE LAS MUJERES

texto desplegado en los diarios Milenio y La Jornada, el pasado mes de abril


En días pasados hemos conocido del debate en torno a la despenalización de una causal por la que las mujeres podrán acceder a un aborto legal en el Distrito Federal. Quienes suscribimos ahora, hombres de filiaciones, ideologías, creencias, quehaceres y pensamientos diversos, lamentamos que, en lugar de acordar las formas de posibilitar y mejorar el acceso a mejores condiciones de vida y a los mejores accesos a la salud de las personas bajo el marco de derechos humanos, se esté discutiendo si es que las mujeres "pueden tener derecho" a decidir asuntos elementales como: Su vida; el poder preservar su salud; decidir el número de hijos y el tiempo para ello, pero más aún a la posibilidad real y concreta de NO morir a causa de practicarse un aborto en condiciones de riesgo. Mientras más de la mitad de la población no decida respecto de su vida y su cuerpo, no podemos decir sin hipocresía que vivimos en un país democrático. En tanto sigan siendo unos cuantos, hombres, quienes deciden el destino de millones de mujeres, sean estos jerarcas de iglesias, autoridades indolentes, ciegas, o francamente cómplices, y persistan la intolerancia y la imposición de los pocos sobre las muchas, México no podrá identificarse como un país en donde los derechos humanos verdaderamente se respeten. Nos anima la posibilidad de que en el Distrito Federal se concrete la posibilidad de un avance en materia de derechos humanos, tangible en términos verificables de salud preservada para las mujeres y de justicia cabal. Afirmamos, que nos mueve ahora para manifestarnos el respeto a la vida sin cortapisas ni discusiones bizantinas; más las razones y menos las creencias o supuestos; nos mueve el auténtico amor que nos merecen las mujeres cercanas, pero nos motiva la profunda e innegable solidaridad hacia todas ellas conocidas o no, por bien de su salud y justicia en sus derechos y decididamente por su vida. Que sea la nuestra una sociedad de leyes pero con justicia, en donde mujeres realmente libres puedan coexistir con hombres capaces de convivir en situación de equidad con profundo y verdadero respeto. Su vida, su salud y sus derechos también son los nuestros.

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