La Tierra Amarilla
Y así fui invitado a llegar al lugar de la Tierra Amarilla
el lugar que el ruido no toca
el lugar que el fuego no extingue
decidí ir con la prisa bajo el sitio,
descalzo y con asombro.
Recorrí el camino de piedras,
supe del pasado cuando este tuvo rostro
olvidé el nombre del agreste cuerpo.
Y ame , como nunca, marcar mi camino con flores amarillas
( como el lugar al que debía llegar)
La metáfora repto hasta la sien para dar fin al grito.
Y nunca como antes, marqué, entonces, mi camino.
me acordé del día en que no sabía como fingir el pensamiento
que no sabía esconder mi propio silencio
que no sabía como es querer o desear o amar
( todo eso es más difícil o más sencillo de lo que se cree).
Yo entonces tenía muchas ganas de pronunciar:
quizás mokjä kiju
quizás t´ari xudi
gi naki nthidigo thogi?.
Quería gritarlas, que el caracol las acompañara hasta su gemelo encernado en el oído; que ahí demostrará qué entereza
lo ligero del gesto
lo permanente del sueño
la proclividad de eso que dijeron se llama abismo.
Antes, la mujer del nombre de luna
la mujer de cristal( secreto: se asemeja al acero)
la mujer que algunos llaman con descriptura sideral, quiso preguntarme algo que ya había olvidado
( pero yo pude escuchar con el caracol otro como despacio y con los ojos cerrados) :
teki pefi? .
Los pulmones se inflaron en plenitud:
Xayu!!
que es otra manera de decir :
el abismo provoca
el sueño no alcanza
el cerco no existe
el viento no toca
( otra manera)
Cuerpo Cuerpo
danza fuego
fuego danza
calor luz
ver calor
frío
Y la visión, nunca como antes, fue completa:
el fuego danza en el calor del fuego
danza el cuerpo el fuego del calor
el calor danza en el cuerpo de fuego.
Recuerdo, no vagamente, que tomé las flores amarillas colocadas en alguna tibieza, porque el Maíz de nombre Cuauhtemóc estaba en otro estado, no alterno, pero sí de alteridad:
[ cuando el cuerpo es otro (s)
cuando el río se desborda en proclividad de sima
cuando el cuerpo vuelve a su estado primigeo
( cuando todo esto sucede)
( y más) ].
Al descender, contemplo la ofrenda de semejanza con la constelación: esa que nunca he alcanzado. Pero la semejanza es real. Busco la simetría:
y la belleza de la simetría
y la simetría misma
y ocurre ( ocurre siempre) : simetría
( la simetría es igual a la de la constelación)
( el abismo es simetría)
( la simetría es luz)
No hay escondite pero hay una voz
la voz
las entrañas en la voz.
Cantar.
Pienso en que es la noche
la noche otra en que la constelación me dibuja con trazos amarillo
( de perfección austral).
Cantar:
ni maclitli caxilam
coxo pamca cui na cu
Y así,
la noche se entregó al mar que la provoca en la región más
desconocida del territorio conquistado.
Y yo quiero vivirlo siempre:
aún cuando el mar muera
aún cuando las plumas sean polvo
aún cuando el polvo sea un invento y el poema no baste
Siempre. Sí. Siempre.
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